

1. Blancos y tonos crema
Los colores claros reflejan la luz natural y crean una sensación de amplitud y frescura. Son ideales para cortinas y tapizados, ya que aportan luminosidad sin sobrecargar el ambiente.
2. Grises claros y beige
Estos tonos neutros son perfectos para dar profundidad y mantener una atmósfera acogedora sin oscurecer el espacio. Funcionan bien en alfombras y cojines.
3. Tonos pastel (azul cielo, verde menta, lavanda, rosa claro)
Los colores pastel aportan un toque de color sin restar sensación de amplitud. Son perfectos para mantas, cojines y cortinas ligeras.
4. Colores fríos suaves (azules y verdes claros)
Los tonos fríos suaves generan un efecto visual de alejamiento, lo que hace que las paredes y muebles parezcan más distantes, creando un efecto de amplitud.
5. Tonos arena y topo
Estos colores neutros cálidos aportan equilibrio y sensación de espacio sin perder calidez. Son ideales para sofás, alfombras y manteles.
Consejo extra:
Evita colores oscuros o estampados recargados, ya que pueden hacer que el espacio se vea más reducido. También opta por tejidos ligeros y texturas suaves para potenciar la sensación de ligereza y amplitud.
Siguiendo estas recomendaciones, podrás transformar cualquier espacio pequeño en un lugar más amplio y acogedor.